Las primeras acuñaciones almohades

Artículo de Salvador Fontela Ballesta, publicado en NVMISMA 244. Enero – Diciembre 2000. Año L. Págs. 53-59.


RESUMEN
Las primeras acuñaciones almohades se pueden fechar en vida del fundador Ibn Tûmart; así lo señalan diferentes indicios de carácter positivo, aunque seguramente sólo fueran monedas de plata. Fue Abd al-Mu’min el que iniciaría las acuñaciones de oro. También parece ser que las acuñaciones de oro estuvieron centralizadas, como atribución d
el Califa, y en todo caso delegadas en los gobernadores de las provincias del Imperio. Las monedas de plata debieron tener mayor descentralización en gobernadores de plazas y lugartenientes.

JUSTIFICACIÓN DE ESTE TRABAJO
El profesor Rodrigues Marinho (1985, 184 y 185) asegura que Ibn Qasî emitió quirates con leyendas alusivas a al-Mahdî en el año 539, sin que estuviese influenciado por los almohades, que presumiblemente no iniciaron sus emisiones hasta la toma de Marraquech (RODRIGUES MARINHO 1985, 185). Esta hipótesis es seguida por SIDARUS (1992, 37) y KASSIS (1997, 322): «con bastante seguridad podemos afirmar que las primeras monedas almohades debieron ser los quirates acuñados por Ahmad b. Qasî en el occidente de al-Andalus… El primer dinar acuñado a nombre de Abd al-Mu’min fue batido en la ceca de Jaén en el año 541 H.».

Me parece, en principio, muy aventurado asegurar que los almohades todavía no habían emitido monedas cuando el régulo Ibn Qasî acuñó monedas en el año 539, porque para entonces ya habían pasado 24 años desde la proclamación de Ibn Tûmart como Mahdî y 13 años desde que Abd al-Mu’min fue jurado públicamente como emir en Tînmal (VIGUERA 1997, 81). La conocida costumbre almohade de no fechar sus monedas y poner raramente la ceca dificulta las precisiones cronológicas más allá del reinado, o en su caso de la conquista o pérdida de una ciudad. El análisis de tesorillos magrebíes fechados en los primeros tiempos almohades puede dar más luz sobre el tema.

LAS MONEDAS A NOMBRE DE AL-MAHDÎ
Las monedas de plata cuadradas con el nombre de al-Mahdî en el reverso se han considerado tradicionalmente anónimas, porque «aunque pudiera haber quien supusiera que estas monedas fueron acuñadas en vida del fundador de la secta almohade al-Mahdî, no puede admitirse hoy en manera alguna, por constar en ellas el nombre de poblaciones que no fueron conquistadas por los almohades hasta después de la muerte de al-Mahdî; atendiendo a su inmenso número y a la variedad de las poblaciones que en ellas constan, creemos que fueron acuñadas durante todo el imperio almohade; si bien por razones históricas hay que excluirlas del reinado de Idrîs al-Mamûn y algún otro» (CODERA 1879, 22), pero si fueron acuñadas durante todo el imperio almohade, ¿por qué no durante el gobierno de Ibn Tûmart? cuyo nombre (al-Mahdî) consta, precisamente, en los reversos de los dirhemes cuadrados (V. 2.088), cuando además las fuentes nos proporcionan datos poco dudosos sobre acuñaciones de Ibn Tûmart:

Dirham almohade anónimo, sin fecha ni ceca


– Es conocido el consejo del visir Wuhayb al emir almorávide Alî ben Yûsuf de que encarcelara a Ibn Tûmart «el señor del dirhem cuadrado», recogido por al-Marrakusi en su libro Mu’yib escrito en tiempos de Yûsuf II (610-620), y fechado en el año 514, cuando Ibn Tûmart estaba en Marraquech y antes de su marcha a Tînmal (HUICI 1956, 54). Esta cita
no ha sido tenida en cuenta porque es anterior a la proclamación de Ibn Tûmart como Mahdî en ramadan del 515 en Iylliz (HUICI 1956, 65), pero a pesar del indudable anacronismo, pervivió en la memoria de los almohades la evidencia de que el Mahdî acuñó en vida los famosos dirhemes cuadrados.

– Al-Mahdî organizó el partido almohade en estructura rigurosa, clasificando a sus miembros en categorías descendentes: la Asamblea, el grupo de los Cincuenta, tribus almohades, y los servidores del Majcén, que a su vez se dividían en ocho categorías, siendo la sexta los encargados de la ceca (VIGUERA 1992, 209 y 210); esta organización fue en vida de Ibn Tûmart y es recogida en la obra Kitâb al-ansab o Libro de las Genealogías (HUICI 1956, 105). La existencia de ceca y encargados de la misma implica acuñación de monedas. Se subraya la ceca en singular, que estaría ubicada en la capital Tînmal, porque entonces la incipiente expansión territorial no permitiría mayor proliferación de cecas fijas.

– Se conocen dirhemes cuadrados almohades a nombre de al-Mahdî en el reverso y con la ceca de Tînmal (MEDINA 1992, núm. 201), donde Ibn Tûmart se instaló con sus partidarios en el 518 y la hizo sede de su naciente Estado y cuartel general (HUICI 1956, 71 y 75). Estos dirhemes siguen de cerca las pautas de las monedas de plata almorávides, que tienen, en términos generales, la profesión de fe en el anverso, el nombre del emir en el reverso y no consta la ceca, y además coincide con la distribución de las leyendas de los dinares de Abd al-Mu’min, en los que el nombre de al-Mahdî está situado en el campo del reverso. Lo llevó en el anverso de los dinares a partirde sus sucesores los emires Muhammad I y Yûsuf I, aunque sin embargo continuó en el reverso de los dirhemes al estabilizarse su tipología durante todo el Imperio.

El hecho de que las monedas de Ibn Qasî recogieran la versión gramaticalmente más correcta, Muhammad nabiyyuna (Muhammad es nuestro profeta), que la de Muhammad rasuluna (Muhammad es nuestro enviado) que consta en los dirhemes almohades, puesto que es enviado de Dios, puede indicar un intento de Ibn Qasî de rectificar gramatical y religiosamente las leyendas almohades ya preexistentes, que en todo caso no tuvo éxito porque los almohades mantuvieron el tipo invariable durante todo su Imperio, incluso en los dirhemes redondos de Abd al-Wâhid II. No se conocen monedas de oro de Ibn Tûmart al-Mahdî, pero hay que tener en
cuenta que nunca fue califa ni amir al-muminin, títulos que tradicionalmente daban derecho a emitir oro.

LAS ACUÑACIONES DE ABD AL-MU’MIN
La proclamación de cAbd al-Mu’min como amir al-muminin en Tînmal, en el año 526 (VIGUERA 1997, 81), le daba el derecho para acuñar monedas de oro, como lo habían hecho antes el califa cordobés Abd al-Rahman III, los almorávides en nombre del imam
Abd Allah amir al-muminin e incluso los rebeldes contra los almorávides.


El que las cecas conocidas de los dinares de Abd al-Mumin se ocupasen tarde, Siyilmasa en 540 (BOSCH 1995, 271), Tremecén en 540 (VIGUERA 1997, 81), Fez, Mequinez y Salé en 540 (VIGUERA 1997, 83) y Marraquech en 541 (VIGUERA 1997, 81), fue debido a la superioridad de las defensas de entonces (fortalezas amuralladas) sobre los medios ofensivos de los almohades para expugnarlas si no era a base de largos y costosos asedios, pero antes de la conquista de ciudades importantes los almohades ya habían conseguido la adhesión (de grado o por la fuerza) de muchas tribus con sus correspondientes territorios: la región del Sus, Tadla y Tafilat en el año 535 (BOSCH 1995, 227), el Rif desde Wadi Law hasta más allá de Alhucemas en el 537 (BOSCH 1995, 231) y Kumiya al norte de Tremecén en el 538 (BOSCH 1995, 258). Precisamente la falta del nombre de la ceca en los dinares almohades de estos primeros tiempos puede ser a causa de tratarse de talleres militares nómadas y por la imposibilidad de emitir en una ciudad con ceca fija, en poder de los almorávides. El libro Hulal al-Mawsiyya da pormenores sobre la marcha del ejército de Abd al-Mu’min, con el que iban con las tropas los artesanos necesarios para todas las exigencias de la campaña (HUICI 1956, 185 y 186), entre las que se incluyen la recepción de impuestos y repartos de botín. El oro y la plata correspondientes al emir se batirían en monedas, para beneficio de su Hacienda y para los gastos de campaña, especialmente el pago de las tropas.

Los emires debieron llevar en sus expediciones militares talleres monetarios nómadas para hacer frente a las necesidades de la campaña amonedando el oro y la plata recaudados u obtenidos por botín. La evidencia nos la proporciona la narración del saqueo del real del emir meriní Abû al-Hasan, tras su derrota en la batalla del Salado del año 741/1340: «En el desbarate de aquellos reales fueron tomadasmuy grandes cuantías de doblas, que fueron falladas en el alfaneque del rey Albohazen et en las otras tiendas de los otros moros que eran y en el, en que habían muchas doblas, que en cada una de esas tiendas avia tanto oro como en cient doblas marroquíes. Et otrossí fueron tomadas muchas vergas de oro de que la
braban aquellas doblas …» (Crónica de Alfonso XI, 329). La diferencia de unos 200 años entre ambas situaciones históricas no invalida el argumento de las acuñaciones de doblas en talleres militares, posiblemente las que no tienen ceca grabada, por los emires almohades y dinastías sucesoras.

Aunque Ibn Tûmart animaba a sus compañeros a no conceder mucha importancia al botín, daba las reglas para su reparto, de acuerdo con la sunna: el infante tendrá una parte y el jinete tres, después que se haya apartado el quinto del total. Abd al-Mu’min mantuvo las mismas reglas; las crónicas de la primera época hacen referencias y recogen en sucesivas ocasiones la importancia de apoderarse de las riquezas de los derrotados (AGUILAR 1993, 406). Se conoce la soldada, conocida como baraka, entregada a las tropas almohades en época de Abû Yacqûb: «a un jinete completo 10 dinares, incompleto 8 dinares y a un infante completo 8 dinares, incompleto 3 dinares» (AGUILAR 1993, 407).

Medio dínar del califato almohade a nombre de Abu Ya´qub Yusuf I como amir al-mu’minin (1163-1184). Pesa 2,32 gramos y mide 23 mm. Leyenda de anverso: (dentro del cuadrado) En nombre de Dios el Clemente, el Misericordioso/ No dios sino Dios/ Mahoma es el enviado de Dios/ El Mahdi imam del pueblo. (En el exterior) Y vuestro dios/ Es Dios único/ No hay más dios que Él/ El Clemente, el Misericordioso. En el reverso: (dentro del cuadrado) El establecido por orden de Dios/ El Califa Abu Muhammad/ Abd al-Mu’min hijo de Alí/ Emir de los creyentes. (En el exterior) Emir de los creyentes/ Abu Ya’qub/ Hijo de Yusuf/ Emir de los creyentes.


Los almorávides reconocen en sus monedas de oro (leyenda central del reverso) a al-imam Abd Allah amir al-muminin, pero cuando se difundió la doctrina almohade, predicando el imamato de su Mahdî, intentaron, a partir del año 533, salvar cualquier ambigüedad respecto de la identidad del imam añadiendo el título de al-abbasí (KASSIS 1997, 308 y 309). Ese esfuerzo de diferenciación ¿no sería sobre los dinares de Abd al-Mu’min amir al-muminin o dinares mu’minies, ya en circulación?

Está documentada la existencia de dinares (sin especificar el tipo) en el campamento almohade del año 536, cuando ya su imperio era extenso. Es difícilmente concebible que desde el punto de vista económico, político, religioso y de propaganda el califa almohade consintiese la circulación libre de dinares de los heterodoxos almorávides entre las tropas almohades (HUICI 1956, 124), y ya hemos citado que está documentado que con el ejército de cAbd al-Mu’min iban los artesanos necesarios para todas las exigencias de la campaña.

Las monedas de plata a nombre de al-Mahdî (dirham imami) se siguieron acuñando con Abd al-Mu’min y sucesores, como lo demuestran los hallazgos numismáticos (FONTENLA 1985), en cecas estables y en talleres militares.

Los quirates de tipo almorávide y a nombre de al-Mahdî y Abd al-Mu’min (V. 2.043 y 2.045) fueron verosímilmente acuñados en al-Andalus, destacando PRIETO VIVES (1915, 31) que en las monedas indudablemente almohades no se prescinde del sobrenombre Abu Muhammad, y cuando falta sitio lo que suprimen es el nombre, llamándosele Abu Muhammad ben Alí, y casualmente éstos son los quirates con los que RODRIGUES MARINHO (1985, 193) supone que Abd al-Mu’min inició las acuñaciones, pero debieron ser, junto al dinar de Jaén de 541 (RODRÍGUEZ LORENTE 1982), acuñaciones andalusíes a nombre del emir almohade Abd al-Mu’min ben Alí.

Las emisiones de oro estuvieron reservadas al califa, y por eso el número de cecas es reducido. Las cecas que batieron oro lo hicieron por autorización expresa del califa, generalmente en la capital, en la ciudad donde se estableció la corte real (hadra) y en las capitales desde donde se gobernaron las provincias del Imperio. Abd al-Mu’min dividió el Imperio en provincias en el 550, con capitales en Bugía, Tremecén, Sevilla, Fez y Ceuta, con responsabilidad en las dos costas del Estrecho (Ceuta, Tánger, Algeciras y Málaga), nombrando gobernadores a sus hijos, con el título de sayyid (HUICI 1956, 175 y 185). Posteriormente Yûsuf I designó para estos cargos a parientes cercanos y hombres de confianza. Todas las cecas que emitieron oro durante los reinados de los dos primeros califas almohades fueron la capital, Marraquech, o ciudades que tuvieron en algún momento la presencia del califa y su corte real, o capitales provinciales del Imperio, con las excepciones de Jaén con el primer califa, aunque es una ceca dudosa (HAZARD 1952, núm. 471), y Siyilmasa con Yûsuf I.

La expresión h.adra que acompaña algunas cecas se refiere a la corte real, y, así, existían los talaba al- hadar, servidores próximos al califa, sea en la capital, Marraquech, o en cualquier población del Imperio o sobre el propio terreno en caso de expediciones militares (FRICAUD 1997, 349 a 364), y posteriormente en tiempos del sultán meriní Abû Hasan tenía ese mismo significado (MAZRUQ 1977, 445).

El permiso de acuñación de las monedas de plata debió estar delegado en los lugartenientes del califa, de ahí el gran número de cecas conocidas, 23, de las que hay todavía sin identificar, además de las falsificaciones particulares (FONTENLA 1989) o de régulos aprovechando el prestigio del numerario almohade, que explicarían la variedad de estilos y caligrafía de cecas ilegibles.

Nota: Las imagenes aportadas no corresponden al articulo publicado, se añaden por parte de este blog para ilustrar el texto.

Un repaso por las joyas medievales de Subastas Vico

No tenemos por costumbre en este blog hablar sobre subastas numismáticas, sin embargo queremos hacer, en esta ocasión, una excepción, dado que las piezas que se subastan el próximo 1 de marzo de 2012 en la casa numismática Jesús Vico de Madrid, en lo que se refiere a moneda árabe y medieval, se pueden considerar de un extraordinario interés que requiere de toda nuestra atención. Sin lugar a dudas, el coleccionista que adquiera alguna de estas piezas puede considerarse poseedor de un auténtico tesoro numismático. Vamos a deternernos en aquellas, a nuestro parecer, más interesantes.
Empezando por las árabes tenemos una pieza de la que ya hemos hablado recientemente en otra entrada, se trata de un dinar de indicción o dicho de otro modo de una de las primeras acuñaciones de moneda árabe realizada en suelo español, aunque ya pusimos de relieve, que quizás su procedencia podría ser norteafricana. Catalogada en MBC su precio de salida, 300 euros.

No suele ser muy común la subasta de piezas de oro califales, en esta ocasión se presentan dos dinares extraordinarios, aquí mostramos uno de Al-Hakam II de ceca Medinat Al-Zahara, 360 H; en su reverso reza la leyenda en su parte central»El iman Al-Hakam, emir al-munimin al-mustansir bi-llah». La «expresión «al-munimin» alude a «príncipe de los creyentes», máxima autoridad religiosa entre los musulmanes. La expresión «al-mustansir billah» fue un el nombre que se puso Al-hakam II así mismo una vez entronizado; significa «el que busca la ayuda victoriosa de Alá». «Imán» elude al rector de la vida religiosa.


Por último nos detendremos en este magnífico dinar almorávide de Yusuf ibn Tashfin, de ceca Córdoba, 492 H. En la parte central del anverso aparece la típica formula unitarista «No hay dios sino dios, Mahoma enviado de Dios, Alí emir de los musulmanes, hijo de Yusuf». En la orla reza «Y el que buscase fuera del Islam otra religión, no será recibido por él (Dios) y (estará) en la otra (vida) entre los descarriados». Ya en el reverso, la parte central dice «El Imán Abd Allah, emir de los creyentes». En la orla «en nombre de Dios fue acuñado este dinar en Córdoba en el año cuatrocientos noventa y dos». Su precio de salida 1200 euros.


El resto de piezas podeis verlas en este enlace.

En cuanto a moneda castellano-leonesa, Antonio Roma Valdés, escritor y Doctor en Historia y colaborador de este blog, ha seleccionado algunas de las piezas de la subasta, para comentarlas y contextualizarlas históricamente.

La primera pieza centro de su interés es este magnífico Dinero de Alfonso VII de ceca León, leyendas A/ Cruz patada; anfvs rex. R/ León entre *Alfa y Omega*.
Catálogos: H. 1.3, AB 47, AR 33
Lugar y fecha probable de fabricación: León, cerca de 1130
Ejemplares publicados
: uno (VQ 5307)
Precio de salida: 1300 euros

Esta pieza excepcional fue acuñada en los primeros años del reinado de Alfonso VII, probablemente antes de 1130 y en la ciudad de León. A esta conclusión se llega por la similitud del tipo de la cruz con las monedas de Alfonso VI acuñadas antes de 1108 y con las de Doña Urraca.

Conocemos una meaja perteneciente al Museo Arqueológico Nacional publicada por Mercedes Rueda en 1991 en la que se presenta el campo partido por dos líneas, como la ahora indicada, en la que se lee TOLETOCI.

Como elementos iconográficos a destacar, y de acuerdo con la preponderancia de los elementos religiosos en las monedas anteriores a 1157, se indican los signos alfa y omega, presentes en las emisiones de 1103 y 1108, además de otras series con este mismo encuadre temporal, normalmente asociadas a la cruz latina o al crismón, además de dos lunas con la letra omega y dos soles con la letra alfa. Estos mismos elementos los encontramos en los dineros de la emisión de 1087 de Alfonso VI. A pesar de estas referencias en común con las primeras emisiones de Alfonso VI no nos pueden conducir a su asignación a este monarca toda vez que las correspondientes a aquel se caracterizan por su elevado volumen de producción, en un sistema organizativo no compatible con estas acuñaciones excepcionales.

Dinero de Alfonso VIII de ceca León, A/ Dos leones afrontados, con sus cabezas formando una sola, sobre cruz patada; J(L invertida)IL. R/ Cruz patada a izq.; INPEPATOI. III-no.
Catálogos: AB 90, AR 65
Lugar y fecha probable de fabricación: 1150-1155
Ejemplares publicados
: tres, todas ellas en subastas. Conocemos a menos tres piezas más en colecciones particulares.
Precio de salida: 2000 euros


La pieza es la más clara de las conocidas, de manera que podemos describir los elementos del tipo, dos leones que se funden en una sola cabeza, bajo los cuales hay una cruz. Sobre ellos, una L invertida, una I y una L. La presencia de dos leones en el mismo tipo es un tipo que apreciamos en las monedas de los años anteriores a 1157, cuando el reino de Castilla anticipa su escisión del reino de León. Conocemos monedas con dos leones separados por una cruz o a los lados de un árbol, por otra parte propio de los dineros del rey leonés de 1200. Carecemos de datos para interpretar las letras de la parte superior de este tipo.

Mas información sobre esta moneda, pulsa el siguiente enlace.


Dinero de Sancho III, ceca Toledo. R/ SANCIVS REX. III
Catálogos: CC 988-991, AB 150, H 4.1-3, AR 139.2
Lugar y fecha probable de fabricación: Toledo o Segovia, 1157
Ejemplares publicados: Más de 50 entre piezas pertenecientes a museos, publicadas en obras científicas y catálogos de subastas, además de más de siete meajas de este tipo.


Conocemos un dato arqueológico, la aparición de al menos dos meajas en una necrópolis en la provincia de Segovia, lo que asocia esta emisión a algún taller monetario situado entre esta provincia y Toledo, localidad señalada en la leyenda. Se trata de la primera emisión de moneda castellana tras la separación de ambos reinos en 1157 y con anterioridad al temprano fallecimiento de Sancho III en 1158, aspecto que permite una cómoda asignación temporal. El signo final de la leyenda del reverso no es frecuente en las monedas del período románico: informa de que la leyenda no está concluida, una especie de et cetera.


Dinero de Alfonso VIII ceca ¿Segovia?. S en rev. A/ +REX ALFONS, comenzando a las 10.

Catálogos: AR 184.2

Bibliografía específica: Manuel Mozo, 1996

Lugar y fecha probable de fabricación: Castilla, hacia 1160.

Piezas publicadas: Una perteneciente al Instituto Valencia de Don Juan, publicada por Luis Monteverde en 1966 y seis ejemplares subastados de dineros y uno de meaja.

Precio de salida: 1000 euros

Una de sus variantes es la presencia de cuatro círculos delante del jinete, que en la pieza fotografiada semeja ser parte del objeto que porta el jinete en su mano izquierda. Conocemos tipos ecuestres de Alfonso VII, característicos de su coronación en 1135, además de unos dineros anónimos con leyenda TOLETA que parecen compartir tiempo con el presente dinero y otro dinero de Alfonso VIII con leyenda TOLE en el lado del jinete, acaso ligeramente posterior a esta serie. La representación del rey a caballo es un signo característico de la afirmación de poder que podemos encontrar en el pendón de Baeza de Alfonso VII de la Colegiata de San Isidoro de León o las representaciones de Alfonso IX en el Tumbo A de la catedral de Santiago.


Por Antonio Roma Valdés y José David Rodríguez Prados

Las reacuñaciones en Castilla y León en el reinado de Alfonso X

LAS REACUÑACIONES EN CASTILLA Y LEÓN EN EL REINADO DE ALFONSO X


Por Antonio Roma Valdés

I. EL FENÓMENO DE LAS REACUÑACIONES. EJEMPLARES CONOCIDOS

La reacuñación consiste en esencia en añadir un nuevo cuño a una moneda preexistente y de diferente emisión, dotándola de un nuevo valor extrínseco. Presupone, en consecuencia, dos emisiones monetarias diferentes caracterizadas por diferentes configuraciones, de modo que un mismo cospel es estampado en dos ocasiones, asumiendo dos sucesivos valores extrínsecos, o mejor aún, una moneda normal es empleada como cospel para fabricar otra, que es la moneda reacuñada.

Como tal fenómeno es conocido desde la antigüedad y la moneda preexistente, que ahora sirve de cospel ahorrando a los acuñadores las tareas de fabricarlo, tanto puede ser de una emisión extranjera, como de una anterior emisión desmonetizada o no, en cuyo caso el conocimiento de monedas reacuñadas coadyuva a comprender la sucesión de emisiones.

Para comprender su trascendencia en la Edad Media castellana es preciso recordar la importancia que guarda el metal en la moneda, de modo que la monedacospel ha de tener un tanto en principio idéntico de metal noble como el de la moneda nueva, o lo que es lo mismo, de la moneda cuya configuración se pretende dar, y es que ello dificulta sobremanera la existencia de monedas reacuñadas, al menos en lo que se refiere a acuñaciones «oficiales» y no a las obras de falsarios, por ser las sucesivas emisiones de los reinos de Castilla y León de diferentes valores intrínsecos, lo que se traduce en la escasez de ejemplares conocidos de monedas reacuñadas en toda la Edad Media.

El motivo de este trabajo es la existencia de seis monedas reacuñadas, todas del reinado de Alfonso X, de la emisión conocida como la del «dinero de seis lineas» . Algunas de ellas las dio a conocer Mercedes Rueda, proceden del tesorillo de Castrojeriz y se encuentran en el Museo Arqueológico Nacional. Algunos de ellos tienen como moneda-cospel los dineros con leyenda ANFUSREX/ TOLLETA que desde Heiss se atribuyen al Batallador. Los restantes están acuñados sobre dineros con leyenda ALFREXCASTEL/ETLEGIONIS propia de dineros de Alfonso X. Esta nota la tienen en común con otro dinero de procedencia desconocida que me sirve para completar la información.

Para concluir este punto, y deslindarlo de otra peculiaridad, lo esencial en la reacuñación es el tratarse de monedas de diferentes emisiones. Se excluyen, en consecuencia, aquellas monedas que reciben dos golpes en la misma o en diferente cara del mismo cuño, como sucede con la moneda número 338 (0’56 g) del tesorillo de Castrojeriz en la que ambas caras han recibido impactos de anverso y reverso. Ello la aproxima al pepión que reproduce Rueda que se conserva en el Museo de Soria .

II. SUCESIÓN DE LAS EMISIONES

La existencia de estos ejemplares permite, en cualquier caso, establecer una sucesión de las emisiones, de las que la última resulta la del «dinero de seis líneas», y las dos que le preceden resultan la de los dineros con leyenda ANFUSREX/TOLLETA y la de Alfonso X. Por ello, conviene estudiar las emisiones que se producen en los años centrales del siglo XIII y, sobre ellas, practicar las atribuciones de las monedas conocidas. En su orden resultan como sigue:


A) Los dineros pepiones. No es casual que las monedas con leyenda «anfusrex/tolleta» sirvan de cospel en las piezas del M.A.N. pues es conocido que circularon hasta el comienzo del reinado de Alfonso X en la medida que conocemos tesorillos con monedas de este Rey en los que aparecen las referidas monedas. Su origen es incierto y puede situarse en el comienzo del reinado de Alfonso VIII, debiendo continuar su acuñación hasta el año 1256. Sabemos que circularon en Portugal en 1253 y es por ello posible que circularan también en el Reino de León. Siete dineros y medio de estos equivalían a diez burgaleses, doce (un sueldo) eran un dirhem almohade, repartiéndose el marco de plata entre 2.700 monedas de esta clase, de modo que la cantidad de plata en cada una debía resultar 0,085 gramos de plata. En el año 1254 parece que sufrieron una bajada en elmetal . La existencia de la documentación conocida nos muestra unos abundantes dineros, lo que unido a los hallazgos, hace que Beltrán y Rueda considerasen con acierto esos ejemplares como pepiones. Los ejemplares con leyenda ANFUSREX/TOLLETA analizados por Rueda arrojan un porcentaje entre 3,97 y 7,84 por 100 de plata en ejemplares que rondan los 0,8 gramos, lo que es comprensible por la porción de error de los análisis y ser, al menos en la referida ocasión, reducida su proporción de plata.


B) La moneda negra. Alfonso X continuó con las monedas existentes en el reinado de Fernando III, a saber, burgaleses, pepiones, leoneses y salamanqueses, hablando los documentos de «maravedises buenos alfonsíes» sin que se deduzcan diferencias con los precedentes «buenos maravedíes burgaleses» por lo que no parece que se mudasen los tipos hasta 1256, momento en el que se inaugura emisión, común a Castilla y León, de «monedas negras» de las que 7,5 valían tres pepiones, teniendo en consecuencia 0,034 gramos de plata. A esta emisión son atribuibles las monedas con leyenda ALFREXCASTEL/ETLEGIONIS que son las que aparecen en los referidos tesorillos como las únicas acuñadas sin duda por Alfonso X, que es la que sirve de cospel en las citadas monedas reacuñadas. No hay publicados análisis químicos de estas monedas.


C) La moneda de la primera guerra de Granada o moneda «blanca». La emisión que comienza en 1263 (o 1264) es la moneda que llevó esa denominación y que se siguió acuñando hasta 1268. Su peso teórico resulta 0,0435 gramos deplata, si bien, opina Beltrán, es posible que se acuñasen por debajo de este peso, en concreto 0,0345 gramos de plata. El comienzo de esta emisión supone la desmonetización de los dineros pepiones. En estas emisiones se encuadran los «dineros de seis líneas» que parecen ser los siguientes si comparamos su aparición en los tesorillos. Con todo, hay que recordar que con esta tipología son varias las monedas que se acuñan, a saber, las monedas de plata pura y con peso entre 1-1,1 gramos, además de, distingue Orol, dos clases de dineros siendo unos de mejor técnica, dibujo y mejor metal, que los otros, lo que indica que pudieran proceder de diferentes emisiones. En cualquier caso, todos los ejemplares reacuñados parecen tener la misma mala técnica y dibujo. Los análisis de Todesca de «dineros de seis líneas» dan un elevado peso, entre 18 y 24 por 100 de plata . Orol distingue los buenos, con un 14 por 100 de plata de los malos, con un 7 por 100 (y puede añadirse menor peso). Por ser todas las monedas reacuñadas de esta emisión, son incardinables en su cronología.

III. HIPÓTESIS

Para comprender el significado de esos ejemplares dentro del período de emisiones es necesario preguntarse el beneficio que pudieron suponer a su fabricante, y para ello se hace preciso distinguir las siguientes hipótesis:

1. Se trata de una acuñación oficial. Ello ha de hacerse sobre la premisa de que la moneda-cospel tiene el mismo contenido metálico que la del nuevo cuño. En caso contrario los encargados de la ceca no permitirían la emisión de la moneda. En este punto caben dos posibilidades:


A) Se trata de monedas sucesivas en el tiempo. A su vez, cabe:

a) Proceden de emisiones que tienen el mismo contenido de metal, lo cual parece difícil a la vista de la sucesión de emisiones.

b) El contenido de la moneda-cospel es aproximado y el controlador de la ceca tolera la emisión. Ello puede suceder si el metal es ligeramente superior y no compensa a la ceca su conversión en una nueva moneda.

c) Hay un error en el control de la ceca, y tanto puede suceder si la moneda cospel es mayor o menor de peso, superándose los controles.

B) Son emisiones coetáneas. En este caso estaríamos ante un error en la ceca en el que el acuñador confunde el troquel, le da un cuño que no se corresponde y trata con ello de corregir la equivocación. Con todo, esta posibilidad debe ser, asimismo, descartada pues no se produce en este momento una simultaneidad de las emisiones, sin perjuicio de la circulación de monedas de anteriores emisiones en tanto no se demonetizasen.


2. Se trata de una obra de falsarios. La moneda se elabora fuera de la ceca o al margen de ésta. Ello supone que la moneda-cospel es de menor valor intrínseco, está desmonetizada y no se admite su cambio en la ceca o es otra falsa. Con ello, al expender una moneda con una apariencia de mayor valor obtiene lucro.

3. La moneda-cospel es de mayor valor intrínseco y su autor, ceca o falsificador, pierde con el cambio a no ser que su cambio no se autorizase. Esta posibilidad es inadmisible a la vista de la sucesión de emisiones, sin que sea conocida en este momento ninguna demonetización.

4. Se trata de monedas acuñadas en una sola ocasión, pero con un cuño procedente de la anterior emisión con los caracteres en parte borrados por los de la nueva configuración.


IV. PROPUESTAS


Planteadas pues las premisas, posibilidades y ejemplares conocidos, llega el punto de evaluar qué sentido histórico-económico tienen los mismos, y ello con la dificultad que supone no tener elaborados análisis del metal que contienen. Referiré para ello las hipótesis del epígrafe anterior limitándome a indicar los números otorgados al expresarlas, siendo obligada la diferencia entre los ejemplares de moneda de seis líneas acuñados sobre pepiones de los que se acuñan sobre dineros negros. Como última nota, y que es común a todos los ejemplares, es que se trata de
ejemplares encuadrables por su peso entre los ligeros de los dineros de seis líneas.


En todos los ejemplares descarto una posible interpretación que es, a saber, la de ser fabricados con un cuño alterado (lo que señalé con el núm. 4). No hay trabajos relativos a Castilla y León referidos a la vida de los cuños, ni son conocidos ejemplares con esta característica. En cualquier caso, a la vista de todos los ejemplares, no parece que así suceda, pues es apreciable un desplazamiento del metal por efecto del nuevo cuño. Como conclusión añadida, el hecho de aparecer en unconjunto nos indica que fueron monedas que estaban hechas para circular como moneda de cambio.


A) Dineros de seis líneas reacuñados sobre dineros pepiones.

a) Ejemplares. Se trata de los siguientes dineros del tesorillo de Castrojeriz.
— Número 1.022. 0,50 gramos. Sin marca visible. Sólo parcialmente se aprecia la moneda base.
— Número 1.814. 0,56 gramos. No apreciable la marca. Poco marcada la segunda
emisión. Muy visible la moneda base.
— Número 2.009. 0,63 gramos. No apreciable la marca.

b) Explicación. La moneda-cospel debe tener un peso de 0,085 gramos de plata y se le da una configuración de una moneda que ha de tener 0,0435 gramos, esto es, más del doble la moneda que sirve de base respecto de la nueva, lo que hace pensar en las posibilidades número 1Ab, 1Ac, 2 y 3. De entre ellas, descarto la 1Ab dada la desproporción de metal intrínseco existente, resultando admisible si la moneda está desmonetizada y se admite como cambio sin deshacerla. También la 3 por lo absurdo que supone tal pérdida. De las restantes, la 1Ac supone un error mayúsculo pero está en el límite de lo apreciable como hipótesis. Sin embargo, me inclino por la 2, obra de falsario, suponiendo que la moneda base es a su vez otra moneda falsa y ello resultase aparente o en su caso demonetizada.Nos encontraríamos con una moneda que no puede circular y cuya entrega a la ceca puede compensar los gastos de braceaje, por sí o con otras, de modo que no compensa su destrucción en la ceca, o la que se emplea tiene aparentemente menor metal.


B) Dineros de seis líneas reacuñados sobre dineros negros.

a) Ejemplares conocidos. Se trata de los siguientes:
— Número 1.109 del tesorillo de Castrojeriz. 0,70 gramos. Marca creciente. Visible la moneda base tan sólo en un lateral.
— Número 2.150 del tesorillo de Castrojeriz. 0,67 gramos. Marca creciente. Se aprecia bien en anverso la moneda base.
— Colección privada. 0,45 gramos. Marca creciente. Se aprecia tanto en anverso como en reverso.


b) Explicación. Con el mismo valor la moneda reacuñada, la moneda-cospel tiene el valor que le dan 0,034 gramos de plata. En este caso se abren las posibilidades 1Aa, 1Ab, 1Ac y 2. La 1Ab es descartable por cuanto que se trata de una emisión de menor metal y el encargado de la ceca no debe permitir su emisión. Cabe, relacionada con la anterior y analizando la posibilidad 1Aa, que se llegase a acuñar la segunda emisión con el mismo valor intrínseco como apunta Collantes, en cuyo caso, la existencia de estas monedas vendría a coadyuvar a la confirmación de la hipótesis de tal devaluación, y ello con todas las reservas, pues es difícil dar un sentido económico global partiendo de unas monedas que pueden tener otro significado. La posibilidad del error, y entro en la 1Ac, dada la similitud de metal es también admisible. Sin embargo, la posibilidad de una falsedad, posibilidad 2, es tan sólo admisible si las monedas utilizadas como cospel fuesen también falsa. Esta posibilidad, la de la falsedad del cospel, se diluye ante la repetición del fenómeno. En cualquier caso, otro dato debe ser contrastado, y es que el taller en que se produce esta emisión es el que acuña con marca creciente.



V. CONCLUSIONES

1. El fenómeno de las reacuñaciones es excepcional en Castilla y León en la Edad Media.

2. A falta de otros ejemplares, todos del «dinero de seis líneas» los ejemplares conocidos se acuñaron en el período comprendido entre 1263 y 1268.

3. Su existencia confirma el orden de sucesión de emisiones ya apuntado por los autores y las atribuciones estudiadas.

4. Los diferentes valores intrínsecos de las monedas que sirven de base obligan a estudiar por separado cada clase de reacuñaciones no pudiendo darse un único sentido a cada una de ellas.

5. Las reacuñadas sobre pepiones es posible que fueran falsas o un error en el control de la ceca.

6. Las reacuñadas sobre dineros negros parecen obra de la ceca.


7. Todas las monedas eran empleadas en intercambios y por ello fueron atesoradas.

Santiago de Compostela, 30 de octubre de 1995.

Con mi agradecimiento a la Sección de Numismática del Museo Arqueológico Nacional y a la Sociedad Numismática Avilesina.

Fuente: Revista Numisma 238 Julio-Diciembre 1996 Año XLVI pgs. 55-66

La primera moneda "árabe" acuñada en Al-Andalus era ¿árabe?

——————————– Actualización a fecha 27/04/2012 ————————————–

Repasando nuevamente el apunte de esta entrada considero que el planteamiento expuesto no es del correcto del todo ni tampoco justo el tratamiento dado al dinar de indiccción, dado que hemos planteado únicamente una visión revisionista de la historia y quizás hemos aseverado aspectos que cuanto menos son dudosos. Afirmaciones del tipo «no era propiamente una moneda árabe» y «no tuvo porque hacerse en suelo español» cuando menos son discutibles. Así que me gustaría aportar al menos la creencia «oficial» o más extendida hasta la fecha sobre estas monedas para hacer un acto de rigor científico.


Esta moneda pertenece al Museo PRASA en Torrecampo (Córdoba). Su peso 4,29 grs. y diametro 1,5 grs de material oro. En el centro aparece una estrella de 8 puntas y en orla la leyenda FERITOSSOLIINSPANANXCI (FERITOS SOLIdus IN SPANia Anno XCI). (« Solidus acuñado en el año 91 »)
En el centro : حمد ر                

سول الله                                    
                                   (« Muhammad es el enviado de Dios »)
En la orla: ضرب هذا الدينر بالأندلس سنة ثمان وتسعين (« Este dinar fue acuñado en al-Andalus en el año 98 »).
Según la mayor parte de los autores las acuñaciones se hicieron en suelo español, en Hispania, en Al-Andalus.  Esto lo basan en que estas monedas se distinguen de los solidos de ceca AFRK (África) y que Al-Andalus seria sinónimo de Hispania. 

Los árabes retoman los patrones de los solidus bizantinos de Cartago. Durante su primera expansión, adoptaron los modelos de monedas bizantinas y persas; y en los primeros años de conquista adoptan el modelo bizantino. Esta influencia también es patente en el motivo de la estrella presente en el anverso. Siguen, por tanto, una tradición de Oriente, donde existían monedas de tipo bizantino o con caracteres griegos y árabes, y en algunos casos con representación del Califa con espada en puño o en actitud de Imam que recita la oración. Bien es cierto que este sistema monetario se desplaza en el 76 H por otro puramente arábigo

No hay acuerdo en lo respecta al significado de esta estrella. Según Antonio Delgado y Alberto Canto, es posible que represente Hesperis, el astro vespertino que desde la época clásica se asocia con las regiones occidentales, en particular con Hispania. Esta teoría resulta aceptable si pensamos que los árabes entraron en la península ibérica tras haber pasado, vía Siria y Cartago, por las provincias bizantinas, donde la tradición helenística estaba bien arraigada. Por otra parte, en esta pieza se mencionan dos lugares de acuñación: en el anverso aparece Spania y, en el reverso, por primera vez en la historia, el topónimo al-Ándalus. Esta opinión también es compartida por autores como Rafael Frochoso.

El último ejemplar de esta moneda que me he encontrado se subasta el próximo 30 de mayo de 2012 en Subastas Aureo&Calicó.

(AH 98). Primeros tiempos de la invasión. Al-Andalus. Dinar bilingüe, con el anverso en árabe y el reverso en latín. (V. 9) (Lavoix ´Khalifes Orientaux´, 36) (CÓdera 30). Anv.: Misión profética en el centro; denominación, ceca y fecha en el margen. Rev.: FERITO OLI IN PAN AN XC. Estrella de ocho rayos. 4,11 gr. Extraordinario ejemplar, con leyendas íntegras. Muy rara. EBC. Est. 7.000. 

La leyenda correcta sería FERITOS SOLI IN SPAN AN XC (Solido hecho en Hispania año 98). El resto de leyendas son las que hemos comentado anteriormente.

Entrada original de fecha 13/02/2012

Algunos historiadores cuestionan la versión católica según la cual el islam se implantó violentamente en España, después de una invasión árabe, en el año 711. Estos argumentan que el islam ni se impuso ni era ajeno a los hispanos, lo abrazaron libre y mayoritariamente. Y hay quien sostiene que la teoría de la invasión del islam fue promovida por la Iglesia para encubrir su derrota ante los cristianos unitarios, seguidores del arrianismo. Algunos investigadores, concluyen que el mito ha pervivido, contra toda lógica, porque a los católicos les ha interesado mantenerlo; encubría ante el pueblo su fracaso social y religioso.

La guerra civil que estalló en la Península Ibérica a principios del siglo VIII, explicada como conflicto político y disfrazada más tarde como invasión de una potencia extranjera, tuvo su origen en hechos que se remontan a cuatro siglos antes; enfrentamientos entre dos corrientes cristianas.
De todo ello se habla y por eso queremos recomendaros la lectura previa de este enlace muy importante y que servirá como punto de partida para tener una visión histórica que nos permita hacer ciertas aseveraciones desde el punto de vista numismático.
Entrando en este terreno, propiamente dicho, vamos a abordar acerca de la primera moneda árabe acuñada por los árabes en Al-Andalus en torno al año 716 d.C y lo primero que tenemos que señalar es que no era una moneda propiamente árabe. Se trata del sólido o dinar bilingüe escrito en árabe y en latín. Lo primero que llama la atención de esta moneda es que presenta una estrella de ocho puntas, símbolo propio del arrianismo-judaismo-unitarismo.

Medio sólido de ceca Spania (imagen de www.numismaticodigital.com)

Dinar de indicción o biligue (imagen de www.numismaticodigital.com)

Esta imitacion de simbolos ya incoporados en monedas visigodas, nos da que pensar, puesto que no tendría razón de ser que un ejercito invasor victorioso batiera monedas bilingües, sino que tendería a imponer su cultura por la fuerza. Quizás podría sostenerse que un ánimo de facilitar las relaciones arabe-hispanos de tipo comercial, recaudatorio de impuestos, etc. Tampoco las monedas bilingues era algo desconocido, ya anteriormente se habián batido por otras culturas como la romana, etc. Y hay pruebas que atestiguan anteriormente relaciones comerciales con el norte de África. Es más hay quien sostiene que pudieron provenir de África.
Los especialistas señalan que estas monedas fueron acuñadas a principios del siglo VIII, pero no es facil precisar la fecha con exactitud. En cualquier caso la acuñación tuvo que ser anterior al 720 d.C, año a partir del cual solamente se acuñarán monedas con leyendas en árabe, según la reforma monetaria del califa Abd al-Malik del año 696 d.C.
En cuanto a la leyenda, por una cara se lee «solidus feritus in Spania» («sólido batido en Spania»). Hay quien opina que el término «Spania» no equivale a Hispania, sino que hace alusión a una nueva entidad territorial que posteriormente se correspondería con Al-Andalus, en este sentido son las teorías invasionistas las que cobran mas fuerza. Aunque tampoco esto se puede aseverar con total certeza. El termino Spania no solo se correspondería con suelo español sino también podria pensarse en suelo norteafricano, lo cual nos pone en duda de que pudieran acuñarse en suelo español, sino que pudieron venir del norte de África, via comercial. El hecho de que una moneda sea encontrada en suelo español no quiere decir que se acuñara aquí. Pensemos por ejemplo, en gros franceses de los siglos XI y XII que se ha encontrado en España y que venían a través de los peregrinos y comerciantes vía «Camino de Santiago».
En la otra cara, la fórmula islámica del unitarismo «En nombre de Dios, solo Dios es sabio, no hay otro parecido a Dios»). Pero esta fórmula también era utilizada por el arrianismo y el hecho de que no se mencione a Mahoma, da pie a pensar que no es una moneda propiamente islámica. No hay en ella ninguna reafirmación de la autoridad del Islam, como ocurrirá en época emiral y califal. Quizas estemos ante una moneda de interregno y de sintetización, conciliación o mejor dicho de sincretismo religioso. Desde el punto de vista histórico no parece, a tenor de los hechos, que el arrrianismo desapareciera de Hispania con Recaredo.
La estrella de ocho puntas, como ya hemos señalado, es de clara tradición visigótica, pero su representación es un misterio dado que no representa ni afirmación de autoridad, como puede ocurrir con un busto de un rey.
Sin duda, estas monedas también llamadas de «indicción» son todo un misterio.

Efectos ópticos, elementos diferenciadores y piezas inéditas

Todo colecionista anhela tener entre sus piezas alguna pieza inédita, que diferencie y de un valor extra a su colección, frente a lo conocido o catalogado hasta la fecha. Aquí en este blog hemos dedicado algunas entradas a piezas, hasta la fecha desconocidas y de gran rareza en cuanto a su origen, tipología o valor.
Sin embargo tenemos que ser muy cautos sobre cuando estamos ante una moneda inédita y cuando ante una mera curiosidad óptica. No debemos dejanos llevar por la imaginación. Sobre todo hay que tratar de informarse en catálogos, libros y web recabando la máxima información posible, y más si cabe, si queremos adquirir alguna esas pieza «supuestamente» inéditas.

De todos es sabido que una monda medieval de, pongamos por ejemplo un cornado de Sancho IV acuñada en León no presenta la misma fisonomía que un cornado acuñado en Burgos. Pese a ser el mismo tipo de moneda puede presentar diferencias, sin ir más lejos, el busto del propio rey presentas grandes diferencias y si hablamos de los reversos de los castillos también se encuentran notables diferencias.

Vamos a ejemplificar:


Las anteriores imagenes, tomadas de la web www.maravedis.net, corresponden a maravedis de Enrique IV. La primera pieza es de la ceca de Córdoba, presenta como podemos ver, un diseño muy esquematizado y de escasos detalles. El león, si no supieramos por la leyenda que es de Enrique IV, podría parecer uno de esos leones románicos propios de las acuñaciones de alfonso IX.

La segunda moneda es también un maravedi de Enrique IV de la ceca de Medina del Campo. El estilo difiere notablemente, es mucho mas profuso en detalles, diriamos que recargado, no hay mas que fijarse la orla de pequeñas cruces que rodea al león. El estilo gótico es claramente apreciable tanto en la leyenda, como en el castillo.

El tercer maravedi, de la ceca de Segovia, también es de clara influencia gótica, pero opta por otro tipo de ornamentación. El castillo es distinto más estilizado que en la ceca de Medina, y ademas ornamenta las alquivoltas.

Estos elementos son diferenciadores entre piezas, digamos entre cecas, pero no por ello hacen que una pieza sea inédita. He tenido la oportunidad de encontrar un anuncio en ebay por el cual el vendedor de la moneda, por cierto una magnifíca pieza, considera inédito un elemento característico de la ceca de Segovia en tiempos de Enrique IV, como es la ornamentación de alquivoltas, diciendo que se trata de dos «personajes» entre torres.


El efecto óptico parece mostrarnos la figura de dos hombres esquematizados, si se me permite, parecen el logotipo de los inocentes, pero no debemos caer en la inocentada de llevarnos por el impetu de que estamos verdaderamente ante una pieza inédita. Tenemos que ser, como dije anteriormente, mas cautos.

Otro ejemplo de ilusión optica: ¿los ángeles existen? Viendo este reverso de cornado de Alfonso XI podriamos decir que si, hay un angel en mitad de castillo. Pero la respuesta, una vez más tiene que ser negativa. Se trata de otro efecto óptico. La m gótica de la ceca de Murcia, esta una vez más ornamentada, lo cual es carácteristico de esa ceca en aquellos tiempos.


Una vez más en numismática mendieval dos más dos no son cuatro y nada es lo que parece.

Si conoces algún otro ejemplo de ilusión óptica, envianos la foto para que podamos publicarla. Gracias

Monedas imitativas en la Edad Media: una meditación sobre valores

Queremos recomendaros la lectura del artículo de Kászon Kovács «Monedas imitativas en la Edad Media: una meditación sobre valores» en el blog Upstream Sight donde se realiza un breve recorrido por curiosos casos de imitación o incorporación de rasgos y leyendas propios de otras culturas.

Sobre dirhams de Abderramán III

Por su indudable interés os dejamos esta entrada publicada en la web amiga www.numespa.blogspot.com por Juan Manuel López Márquez el 21/12/2010.

Muy difícil es encontrar una ciudad que tenga dos calles dedicadas al mismo personaje. Esta circunstancia se da en Córdoba con Abd-al-Rahman al-Nasir li-din Allah ben Muhammad ben Abdallah. Se trata de Abderramán III, nombre con el que figura en una calle, y en otra como Avenida de Al-Nasir, que es su sobrenombre.

Y de singular se puede calificar igualmente la oportunidad de apreciar una moneda inédita de dicho personaje, en concreto una variante de dirham. Veámoslo:

Peso: 2´6 gramos; diámetro: 25´5 mm; metal: plata

Aleación aproximada 700 milésimas.

Anverso, centro:

“La ilah illa / Allah, Wahadu / La sarika lahu / Muhammad”

“No Dios sino / El Dios, sólo El / No compañero para El / Mohamed”

Anverso, o
rla:

“Bismi Allah duriba hada al dirham bi-Madinat al-Zahra sanata arbacin wa talatan”

“En el nombre de Dios se acuñó este dirham en Medina Azahara el año cuarenta y trescientos”


Reverso, centro
, y aquí radica la originalidad:
“Al-Iman Al-(N)asir (li)din / Illah Abd-al-Rahman / Amir Almuminin”
“El Iman Protector de la religión / de Allah Abderramán / Príncipe de los Creyentes”

Reverso, orla
:
“Muhammad rasul Allah arsalau bi-l-huda wa din al-haq liyuzhirahu ala al-din kulih kariha al-musrikun”
“Mahoma el enviado de Dios, envióle con la dirección y con la religión verdadera, para que prevalezca sobre toda otra religión, a despecho de los asociadores”

Estamos, pues, ante un dirham de Abderramán III del año 340 H (951-2 dC) acuñado en Medina Azahara, siendo jefe de la ceca Muhammad ben Ahmad ben Hudayr

Una de las características del numerario hispanomusulmán es la repetición de las leyendas de sus caras que afectan incluso a la distribución de las mismas. A partir de la autodesignación de Abderramán III como Príncipe de los Creyentes el año 316 H. y hasta su muerte, sus monedas aparecen normalmente con dos distribuciones en su leyenda central del reverso que suelen coincidir con determinados años, pero la que tenemos en este dirham no aparece citada por ningún autor ese año:

Del año 316 al 335 H:

“El Iman

Protector de la religión

de Allah Abderramán

Príncipe de los creyentes”

Del 335 al 350 H:

“El Iman Protector

de la religión de Allah Abderramán

Príncipe de los Creyentes”

En nuestro dirham del 340 H:

«El Iman Protector de la religión

de Allah Abderramán

Príncipe de los Creyentes»

Un análisis visual muestra una moneda muy nueva pero con cuatro anomalías:
Una marca (A) producida probablemente por unas tenazas al sujetarla situada a unos 6 mm. del borde, y en el lado contrario un doblez pronunciado (B). Son las señales de sujetarla e intentar cortarla por medio de flexiones. Se deduce por la parte más doblada que se intentaba separar un pequeño trozo de metal y que no se consiguió. Y que se optó por cambiar de lugar y se separó por otro lugar perfectamente visible aprovechando posiblemente el menor espesor de la moneda por las gráfilas.
La persona que trataba de separar un trozo sabía lo que quería: que el trozo fuese pequeño, y que la pieza principal siguiese siendo un dirham. Y sabía por donde intentar cortar.
El procedimiento utilizado para fragmentar los dirhams suele ser, como en este caso, por flexión, pero otras veces se utiliza un instrumento cortante. La aleación de las monedas califales suele tener un 70 % de plata, lo que proporciona un metal muy duro al corte y que se rompe fácilmente cuando se le dobla. Por eso se suelen utilizar las tenazas y no las tijeras.
Y el objetivo de la fragmentación estaba en la necesidad de tener moneda fraccionaria para las pequeñas compras pues la moneda propia para este cometido –el felús- hacía ya 40 años que no se fabricaba.
En tercer lugar se observan defectos en la acuñación (C) consistentes en exceso de plata en determinados lugares. Posible consecuencia de un cuño que, aunque con poco uso, estaba roto.
Y por último, en la leyenda central del reverso, primer renglón, faltan algunas letras (El Iman al-Nasir lidin). Parece que al acumularse demasiadas palabras en ese renglón faltaba espacio, lo que el abridor del cuño solucionó eliminando algunas.

Este año Abderramán mandó derribar el alminar primitivo de la Mezquita para iniciar la construcción del definitivo, que se encuentra empotrado en la torre de la Catedral.

Novedad editorial

Las monedas de Al-Andalus. De actividad ilustrada a disciplina científica, Fátima Martín Escudero, Real Academia de la Historia.

Por Isabel Rodríguez Casanova

Cualquier interesado en el numismática andalusí conoce los personajes de Francisco Codera o de Antonio Vives Escudero, las figuras señeras del último cuarto del siglo XIX, cuya influencia se prolonga hasta nuestros días, pero la pregunta era ¿quién o quiénes habían desarrollado su actividad antes de ellos y habían preparado el camino para su eclosión?

A esta pregunta ha respondido, de forma adecuada y contundente, la doctora Fátima Martín Escudero, en su trabajo dedicado a las primeras etapas del estudio de la numismática andalusí, recientemente editado en la colección Bibliotheca Numismatica Hispana, publicada por la Real Academia de la Historia. La Dra. Martín Escudero es profesora de la Universidad Complutense de Madrid, y una reputada especialista en la moneda de al-Andalus, como ha demostrado en numerosos estudios y monografías, como las dedicadas al tesoro de Baena o el catálogo de la colección de moneda andalusí de la Real Academia de la Historia, realizado en colaboración con Alberto Canto y Tawfiq Ibrahim.

En esta ocasión, la autora nos presenta una adaptación de lo que fue su tesis doctoral, premiada en su momento por la Real Academia de Doctores de España en sus sección de Humanidades, y que abarca el estudio de la moneda andalusí desde la óptica de la historiografía, un aspecto hasta ahora muy desconocido.

El trabajo de cualquier historiador debe basarse en el buen manejo de las fuentes, e incluyo en la categoría de historiadores a numísmatas y arqueólogos; pero, al contrario de lo que muchos opinan, nuestras fuentes no son sólo las monedas que tocamos, sino también aquellos documentos que las mencionan, y los trabajos de aquellos que las han estudiado antes que nosotros. El desprecio y la ignorancia de los estudios historiográficos en muchos trabajos numismáticos actuales nos condenan a repetir teorías –y errores- ya formuladas y rechazadas por otros investigadores que nos precedieron, al tiempo que nos priva de datos de primera mano sobre hallazgos, colecciones, interpretaciones, etc.

Buena prueba del valor de los estudios historiográficos en numismática es este libro, con el que podemos conocer la evolución que siguió el estudio de las amonedaciones andalusíes desde los primeros trabajos en el siglo XVIII, en el marco de la Ilustración, hasta llegar a la gran figura de la numismática española del siglo XIX, Antonio Delgado.

La obra comienza con una introducción sobre el arabismo en España que se remonta a la Edad Media, pero con especial hincapié en el resurgir que vive en el siglo XVIII y en el que se incluyen los estudios de numismática andalusí. Si bien muchos historiadores siguen considerando a J. A. Conde como el primer arabista, a principios del XIX, el trabajo de Fátima Martín demuestra que, ya a mediados del XVIII, con la llegada del sacerdote maronita Miguel Casiri, podemos considerar que empiezan los estudios arábigos en España. Para sustentar esta teoría, la autora ha manejado numerosa documentación inédita procedente de archivos y bibliotecas de toda España que muestran cómo se fue desarrollando esta disciplina.

Esta evolución se ha dividido en tres diferentes periodos que se corresponderían, en sentido amplio, con el siglo XVIII, la primera mitad del XIX y el tercer cuarto de esta centuria.

A lo largo de todo este tiempo, la Real Academia de la Historia fue una de las instituciones que más contribuyó al desarrollo de estos estudios, y de la numismática en general, al entender que esta ciencia era, junto con la epigrafía, una de las fuentes más fiables para el conocimiento de nuestra historia. Miguel Casiri fue el primero en intentar sistematizar las emisiones andalusíes y contó entre sus discípulos con figuras tan destacadas como la de Pedro Rodríguez de Campomanes, que llegó a director de la Real Academia de la Historia y fue el gran impulsor de los proyectos de recopilación de monedas y epígrafes como fuentes esenciales de nuestra historia.

La primera mitad del XIX, marcada por la Guerra de la Independencia y el desastroso reinado de Fernando VII, terminó con muchos de los logros conseguidos durante el periodo ilustrado y una gran parte del conocimiento científico se perdió. En lo que respecta a la numismática española en general, y a la árabe en particular, pocas figuras destacan en esta etapa, salvo las de los padres Cabrera y Artigas, que consiguieron mantener vivo parte de este conocimiento.

Sin embargo, al igual que sucedió con la epigrafía, una buena parte de los avances y datos obtenidos por los estudiosos españoles se habían difundido en el extranjero en el siglo anterior, gracias a las relaciones que los ilustrados nacionales habían mantenido con sus colegas de otros países europeos. El trabajo de Fátima Martín ha abordado también los adelantos sobre esta disciplina que se consiguieron fuera de España. Y en cierta manera puede decirse que la memoria del conocimiento logrado por los eruditos españoles en el siglo XVIII se traslada a sus colegas europeos y allí se mantuvo y, en ocasiones, se desarrolló, durante el nefasto periodo que supuso para la ciencia numismática española la primera mitad del siglo XIX.

El resurgir de estos estudios y el nacimiento de la numismática moderna en España llega con la figura de Antonio Delgado, cuya importante obra sobre moneda andalusí quedó en su momento inédita pero que responde a unos criterios de rigor y calidad científica envidiables, de los que ya había dado muestra en sus otros trabajos, como el conocido estudio sobre moneda hispánica que también terminaron sus discípulos. Su actividad científica discurre en las décadas de mediados del XIX, una etapa que la autora considera de institucionalización de la disciplina, con su inclusión entre las materias universitarias, por ejemplo.

Una parte muy importante del trabajo consiste en la recopilación de los hallazgos de moneda de moneda andalusí que se producen en cada periodo, unos mejor conocidos que otros, algunos inéditos, que por un lado nos informan de los materiales con los que trabajaban los estudiosos de entonces y por otra nos proporciona información de primera mano sobre tesoros, que podemos retomar a la luz de los conocimientos actuales, bien para conocer datos nuevos, bien para plantear nuevas interpretaciones.

El libro viene acompañado de un CD en el que figuran los apéndices documentales, biográficos y tablas. Ya sólo con la visión del índice de archivos y bibliotecas consultados por la autora podemos hacernos una idea de la solidez documental en la que se sostienen sus teorías. En resumen, se trata de una obra fundamental para conocer la evolución de los estudios de moneda andalusí en España y en el extranjero, pero también de la numismática en general y también de otras disciplinas como la epigrafía, con un desarrollo parejo, y que se enmarca dentro de los estudios historiográficos sobre monedas y orientalismo que tan de boga están en otros paises europeos, como Alemania, por poner un ejemplo.

Ganadores del concurso "mejor moneda medieval del 2011" y "mejor ambientación histórica"

En la categoría mejor «ambientación histórica» este magnífico real de Pedro I de ceca Sevilla y su relato «El comerciante de Medina» (nº 002 de participación) ha resultado ganador.

En la categoría mejor moneda medieval del 2.011 la moneda ganadora ha sido este impresionante Medio dínar del califato almohade a nombre de Abu Ya´qub Yusuf I como amir al-mu’minin (nº 010 de participación).


Como sabeis, debido a una incidencia que se produjo en el sistema de votaciones por parte de uno de los concursantes (votos multiples desde una misma ip) que alteró gravemente el resultado del concurso, tuvimos que poner el contador de votos a 0 y comenzar de nuevo, en esta ocasión, sin que se pudiera emitir más de un voto. De ahí que el nº de votos finales válidos hayan sido menos. En cualquier caso el resultado ha sido el siguiente:

El ganador del sorteo realizado entre todos los participantes ha el participante nº 005 en la sección del concurso «Mejor moneda medieval del 2011» (noven de Alfonso X de Toledo)

Agradeceros a todos lo partipantes el interés mostrado y esperemos poder repetir esta iniciativa más adelante con un mayor número de participantes aún si cabe.

Un saludo

Otra moneda inédita al acabar el 2011

Los finales de año parecen ser propicios para descubrimientos de monedas hasta la fecha inéditas. Hace algo más de un año, estuvimos hablando de lo que podía ser el descubrimiento numismático medieval del año 2010. En esta ocasión, queremos agradecer al Sr. Manllor (usuario del foro omni) la cesión desinteresada de las imagenes de la moneda de su propiedad. Se trata de un cruzado de Enrique II (véase entrada sobre orígenes del cruzado), hasta ahí todo normal. Lo llamativo son las iniciales E A que aparece encima del busto del monarca, inéditas para este tipo de numerario hasta la fecha.

¿Çamora (Zamora)?, ¿Çaragoza (Zaragoza)? ¿Emeritam Augusta (Mérida)? ¿las iniciales del maestro acuñador? Todo hipótesis y ninguna respuesta hasta la fecha.